No basta con tener libros en casa: cómo realmente se forma un lector

No basta con tener libros en casa: cómo realmente se forma un lector

Mar 24, 2025Mel Solorzano

(Entrada actualizada el 25 de marzo con comentarios recibidos a través del Newsletter.)

Muchos adultos tienen la intención de que sus hijos sean lectores y, para lograrlo, llenan sus casas de libros con la esperanza de que, en algún momento, los niños los tomen por iniciativa propia.

📌 Pero, ¿basta con tener libros en casa para formar lectores?

¿Es suficiente rodearlos de historias para que descubran el placer de leer? La evidencia sugiere que el contexto y el acompañamiento juegan un papel mucho más determinante que la cantidad de libros disponibles.

📖 El papel de los adultos en la formación lectora

📌 1. La presencia de libros importa, pero la mediación es clave

Según Teresa Colomer, especialista en literatura infantil, la manera en que un adulto acompaña la lectura es más determinante que la cantidad de libros a la que un niño tenga acceso. Tener libros en casa no garantiza que un niño se convierta en lector, pero un adulto que comparte la lectura con él sí puede marcar la diferencia.

✅ Un niño con acceso a muchos libros, pero sin experiencias de lectura compartida, no tendrá necesariamente una relación fuerte con la lectura.

En cambio, un niño con menos libros, pero con adultos que leen con él y le muestran que la lectura se puede disfrutar, tendrá mayores posibilidades de convertirse en un lector habitual.

📌 2. Los libros como imán: ¿verdad o mito?

Ada Haiman, autora puertorriqueña y crítica literaria, lo plantea de manera clara: “Quiero sólo traer a la mesa que creo que los libros sí pueden servir de imán, si los padres son lectores. Tal y como el celular intriga a los bebés desde que pueden moverse a agarrarlo e investigarlo, al observar los padres envueltos en un libro, concentrados y entretenidos, la mente les dice: ‘yo quiero’”.

Esto abre una reflexión profunda: el poder de los libros no está solo en tenerlos, sino en cómo los adultos los viven. Si un niño percibe que la lectura forma parte natural de la rutina familiar, que genera curiosidad y conexión, sentirá esa atracción de manera genuina.

❌ Leer mecánicamente cada noche, sin entusiasmo o interés genuino, puede tener muy poco impacto. Los niños detectan la verdad en lo que hacemos. Por eso, si queremos que los libros sean un imán, debemos mostrarnos como lectores auténticos, que disfrutan y valoran el acto de leer.

📌 3. El entusiasmo es contagioso (pero la obligación también)

Cuando la lectura se convierte en una mera actividad evaluada o impuesta, es más probable que los niños la asocien con estrés. En cambio, si la lectura se presenta como una experiencia compartida, de exploración y disfrute, la percepción cambia por completo.

✅ ¿Leemos con ellos o solo les pedimos que lean solos?

¿Les permitimos elegir sus propios libros o les imponemos nuestras elecciones?

¿Conversamos sobre lo que leen o simplemente les hacemos preguntas para verificar si entendieron?

Los niños aprenden no solo de lo que les decimos, sino de lo que ven en nuestro comportamiento diario. Si crecen en un ambiente donde la lectura es parte de la vida cotidiana, será más fácil que la integren como algo valioso.

❌ Si solo ven libros cuando hay tarea, ¿qué mensaje reciben?

❌ Si los adultos pasan más tiempo en redes sociales que con un libro, ¿cómo interpretarán el valor de la lectura?

❌ Si escuchan a los adultos decir “yo no soy de leer”, ¿no asumirán que eso es algo natural y aceptable?

📌 4. La lectura no debe imponerse ni usarse como castigo, al contrario

La lectura no puede ser vista como una obligación ni una herramienta de corrección. Cuando la lectura se impone o se usa como castigo, se convierte en algo negativo en la mente del niño.

❌ Frases como “Si te portas mal, te sientas a leer” asocian la lectura con un castigo.

❌ Convertir la lectura en una tarea mecánica y forzada puede generar un rechazo difícil de revertir.

Leer debería ser una elección, no una imposición.

De hecho,  Ada sugiere que en las escuelas la política debería ser: "Si te portas bien o terminas tu trabajo antes que los demás, el premio es ir a la biblioteca a explorar".

Transformar la biblioteca en un lugar deseado, en lugar de percibirla como un espacio punitivo, puede cambiar la percepción de la lectura de manera radical. No podemos seguir asociando los libros con una experiencia obligatoria o negativa.

📌 5. La lectura no tiene que competir con las pantallas

Es común escuchar: “Se pasa pegado a la tablet, pero no lee”. Pero oponer la lectura a la tecnología puede ser un error. No es una cuestión de “esto o lo otro”, sino de integrar ambos mundos de manera equilibrada.

✅ En lugar de prohibir pantallas, podemos fomentar un ambiente donde la lectura también sea parte del entretenimiento.

✅ Las narraciones, los audiolibros y los formatos interactivos pueden ser aliados si se usan con criterio (aunque la experiencia con el objeto físico del libro tampoco puede reemplazarse, hay muchos estudios que lo prueban). 

📌 6. La selección de libros importa (pero también la autonomía del lector)

Uno de los errores más comunes es pensar que los niños deben leer solo libros con un propósito didáctico o aleccionador. Pero la literatura es mucho más que eso.

❌ No todo libro infantil tiene que enseñar algo de forma explícita.

No todo libro bonito es un buen libro.

No todos los libros enganchan igual a todo el mundo.

Si queremos que los niños se conviertan en lectores, debemos proponerles lecturas diversas, pero también permitirles elegir. Un niño que descubre sus propias lecturas desarrolla un vínculo más genuino con los libros (y se siente validado por sus gustos).

La lectura no ocurre por accidente. Si queremos formar lectores, tenemos que involucrarnos en el proceso.

📚 Si quieres conocer más sobre este tema, explora nuestra selección de libros sobre formación lectora: ➡️ Colección: Formación Lectora

Formar lectores significa estar presentes, compartir y confiar en el proceso. No se trata solo de comprar libros o crear un ambiente lector, sino de modelar el amor por la lectura con nuestras acciones y nuestras palabras.

Hace poco, una mamá me decía:

“Dejemos de buscar tanto afuera y confiemos más en nuestro instinto y en el de los niños para acompañarlos en la lectura.”

Y tiene toda la razón. Porque al final del día, el valor de la lectura no está en cuántos libros acumulamos, sino en cómo los integramos en nuestra vida cotidiana.

¿Tú qué opinas? ¿Cómo acompañas la lectura en casa? Cuéntamelo en los comentarios.



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Comments (1)

  • El mejor acompañamiento es leer simultáneamente, es decir, tener un tiempo de lectura y cada cual leer un libro en un espacio compartido. Es sólo cuando ven a los adultos inmersos en una lectura que se dan cuenta que no es una actividad mecánica, un deber todas las noches antes de dormir, pero un gozo. Tal y como compartimos otras actividades que nos gustan con nuestros hijos (e.g. ir al cine), debemos compartir un espacio para gozar de la lectura; pienso que es otra forma de acompañar.

    ADA HAIMAN

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